El Financial Times lo planteó sin vueltas: Milei está intentando sostener su programa con plata ajena, sobre todo con un salvavidas del Exchange Stabilization Fund (ESF) del Tesoro de EE.UU., mientras defiende un peso “caro” que drena reservas y empeora el frente externo en pos de un supuesto éxito electoral con esta recesión, que ya muchos llaman estanflación. Si no hay un giro cambiario, ese auxilio puede evaporarse rápido y dejar a todos expuestos.
¿Qué es el ESF? Es la caja discrecional con la que el Tesoro norteamericano interviene monedas y, en casos excepcionales, presta a países. Sirvió en el “tequilazo” de 1995: a México se le pusieron a disposición US$ 20.000 millones y llegó a usar US$ 11.500 millones, que reembolsó. Justamente por lo inusual de ese antecedente, un paquete del tamaño que hoy se baraja para Argentina sería política y técnicamente riesgoso.
El Financial Times describe el nudo del problema: sin más flexibilidad en el régimen cambiario, cualquier apoyo del ESF se volverá tanquear dólares para frenar el CCL/MEP mientras las expectativas miran para otro lado. Resultado probable: se queman divisas y no se estabiliza. Por eso los autores advierten que, si Milei sigue apostando a un peso fuerte con apoyo externo “a lo México” pero sin las condiciones de entonces, el programa no cierra.
La política de EE.UU. tampoco es un cheque en blanco. Hubo ya ruido en el Capitolio, sobre todo de republicanos de estados agrícolas que preguntan por qué deberían “salvar” a un país que compite con sus farmers en ansias chinas de soja. El propio Chuck Grassley lo dijo en público. Traducido: el respaldo existe, pero tiene techo y tiempo.
Mientras tanto, el mercado dejó su veredicto: bonos con vaivén negativo, riesgo país otra vez en zona de 1.100–1.200, dólares financieros arriba de 1.400/1.500 y reservas que cayeron aun con intervenciones. Lo que tiene que bajar sube y lo que tiene que subir, baja. Con la “manguera” de la liquidación por retenciones 0 ya cerrada, la presión vuelve al BCRA. Si vende, choca con la lógica del ESF (“no sigan quemando”); si no vende, el tipo de cambio busca nuevo techo.
La conclusión del FT es incómoda pero simple: el ESF puede ser puente, no plan. Si Milei usa ese dinero para ganar semanas sin corregir el régimen que genera demanda infinita de dólares, sí, puede “llevarse puesto” la paciencia política en Washington y buena parte del margen operativo del propio ESF sin estabilizar Argentina. Si, en cambio, acompaña el apoyo con un ancla creíble y más flexibilidad cambiaria, el puente aún podría funcionar. Hoy, con los números y la política en contra, la primera opción luce más probable hasta para los que supieron correr para sacarse una foto con el fenómeno barrial en los primeros meses de su gobierno.
La conclusión que aflora es que Trump (que atraviesa el «cierre del gobierno») , Bessent y si es necesario hasta el Capitán América se van a sacar fotos con Milei y prometerle cosas, para después de las elecciones. El Exchange Stabilization Fund no se va a entregar sin garantías de gobernabilidad, algo que Milei perdió hace rato.