Fiel a su estilo, el ministro de economía de nuestro país, Luis Caputo, llega con el guardapolvo blanco al mercado: renovar como sea. La licitación de hoy es la madre de todas las previas: $3,8–$3,9 billones a rolear en un mercado seco de pesos y con tasas por las nubes, según los informes de la City que marcan la “prueba de fuego” del día miércoles 15 de octubre.
El menú es conocido pero picante: LECAP a tasa fija, BONCAP capitalizable y LELINK atado al dólar oficial, todo sin precio mínimo ni máximo, con tramo competitivo y no competitivo. Ventana de ofertas hoy de 10 a 15 y liquidación T+2 (viernes 17/10). Traducido: Caputo ofrece todos los sabores y deja que el mercado le ponga el precio… que, con la sed de pesos que hay, no será precisamente barato.
Para aceitar la subasta apareció, otra vez, el sugar daddy del Norte. Este miércoles el Tesoro de EE.UU. volvió a comprar pesos en el mercado local y los dólares aflojaron. En simultáneo, Scott Bessent contó que la asistencia total podría trepar a USD 40.000 millones: USD 20.000 millones de swap + otros USD 20.000 que “exploran” con bancos y fondos soberanos. Fotos en calma, veremos qué pasa en la película.
El azúcar no viene solo: LPO agrega que trabajan un préstamo repo para asegurar pagos de bonos en la curva cercana. Es la clásica anestesia preelectoral: colaterales, bancos amigos y promesa de “caja garantizada”. Buen titular para hoy; deuda más cara para mañana.
Con ese sostén, Caputo encara la licitación definitoria antes del 26-O. ¿Qué convalida? Tasas altísimas en LECAP y spreads generosos en los capitalizables. Los propios informes de mercado ya hablaban de “tasas por las nubes” y de un “mercado gaseoso” tras la corrida del martes. Si la orden es llegar, el costo es pagar. Y hoy paga el Tesoro.
En el detalle fino, la licitación sin piso y a precio libre es una seña de entrega: el Tesoro acepta lo que el mercado pida a cambio de no tropezar antes de las urnas. Y la inclusión de LELINK es otra pista: si te falta confianza, te doy un cable a la devaluación del oficial. Nadie regala ese seguro sin una buena razón.
Mientras tanto, desde Washington prometen “duplicar la ayuda” y acá celebran que el dólar se calma. Pero incluso Bessent bajó el tono sobre comprar bonos en el secundario (“podríamos”, dijo, sin detalles). O sea: efecto anuncio, intervención puntual y mucha letra chica. Para rolear hoy alcanza; para vivir de esto, no.
El veredicto de esta película ya lo conocés: Caputo llega a la parada más brava pagando lo que sea y con muletas made in USA. Si la licitación cierra, festejo en Casa Rosada y “orden” por 48 horas. Si no, volverán las llamadas nocturnas y los dólares a la enfermería. En cualquiera de los dos casos, el precio de esta tranquilidad express lo vamos a leer en la curva: más intereses hoy, más deuda mañana. Y la macro mirando desde la tribuna.