A esta altura, el “narco-gate libertario” ya es miniserie y Lorena Villaverde vuelve a escena con capítulo nuevo. Lo más fuerte: se consolidó en la «prensa seria» el dato de su vieja condena en Estados Unidos por un caso de drogas, y no por “unos gramos”. 15 kilos de cocaína y USD 50.000 sin justificar en el aeropuerto de Sarasota, Florida, según reconstruyó Página/12 a partir de documentos y fuentes judiciales.
El hilo 2025 se reanudó cuando Villaverde intentó despegarse del escándalo Espert–Machado con un gesto de campaña: se filmó haciéndose un narcotest y lo subió a redes. El test podrá “dar bien”, pero el pasado no lo borra un reel: tiene prohibida la entrada a Estados Unidos por aquella causa.
En paralelo, crecen los costos políticos. El PRO en Río Negro ya pidió que se baje de su candidatura al Senado por sus vínculos con “Fred” Machado, el empresario hoy asociado a causas de narcotráfico y lavado en EE.UU. (el mismo que salpicó a Espert). La presión no vino de opositores: vino de sus socios.
Sobre esos vínculos, Perfil aportó una pieza clave: Villaverde mantiene una relación con Claudio “Lechuga” Ciccarelli, primo y señalado como testaferro de Machado. La revista NOTICIAS también la ubicó como “otra pata” del caso dentro del ecosistema libertario. El contexto: después de que se conociera la transferencia de USD 200.000 a Espert y se iniciara la extradición del acusado por narcotráfico desde el circuito de Machado, todo lo que huela a “Fred” quedó en rojo furioso.
No es la primera vez que su nombre aparece en el recinto. En marzo, Martín Soria la cruzó en Diputados recordando “problemas con la justicia, no solo por narcotráfico”, y lo hizo on the record. El cuadro se completa con notas locales que detallan causas por estafas y conflictos civiles en la Patagonia; algunas replican lo de Sarasota con más color local, pero la base dura es la que ya citamos.
El “descargo” de Villaverde fue el video con el narco-test y un libreto de victimización. ¿Alcanza con decir que no consume cocaína para decir que no está vinculada al narco? Para despejar consumo personal, puede ser; para despejar antecedentes penales y vínculos económicos, no. La política no es antidoping: es trazabilidad. Y acá lo trazable pesa más que un hisopo.
De nuestro lado, en VEM ya contamos la trama Villaverde–machadismo y la geografía afectiva que la acerca a los mismos nombres que hoy hunden a Espert. Lo que cambió esta semana es el grado de confirmación pública y el aislamiento político: aliados pidiendo que se baje, medios nacionales contando los detalles y ella respondiendo con una rinoscopía que no testeó lo que importa.