Frases que no deben decirse De La Rúa Crisis de Milei

¿Otra vez con el cuento? De Macri a Milei: cada vez que dicen “lo peor ya pasó”, lo peor recién empieza

Anoche Javier Milei cerró su cadena nacional para presentar el Presupuesto 2026 con una promesa conocida: “lo peor ya pasó”. El déjà vu es inmediato: Mauricio Macri usó la misma frase en el Congreso en 2018, justo antes de que se desatara la corrida que cambió su gobierno para siempre. La historia no rima: se repite.

El contexto no ayuda al libreto optimista. Mientras el Gobierno proyecta superávit y desaceleración inflacionaria en 2026, el riesgo país viene trepando y el dólar toca el techo de la banda, señales de que los mercados no compran el “fin de la tormenta”. El contraste entre discurso y tablero financiero es el mismo que erosionó a otros presidentes que apostaron a la frase.

¿Y De la Rúa? No quedó registrado con esas palabras exactas, pero sí martilló mensajes equivalentes a fines de 2000 —“el 2001 será un gran año… qué lindo es dar buenas noticias”— antes del estallido que lo expulsó de la Casa Rosada un año después. Optimismo oficial, realidad porfiada: el patrón es idéntico. Es como que si lo tenés que decir de forma tan obvia es porque la gente no la estaría viendo.

Macri sí lo dijo textual: el 1° de marzo de 2018 en la Asamblea Legislativa prometió que “lo peor ya pasó y ahora vienen los años en que vamos a crecer”. Fue un punto de inflexión discursivo que no encontró respaldo en los números ni en la calle.

Semanas después, la corrida cambiaria obligó a golpear la puerta del FMI y redefinir todo el programa. El acuerdo stand-by de 50.000 millones no calmó la desconfianza y el deterioro económico se tradujo en derrota electoral en 2019. Del “lo peor ya pasó” al “pasaron cosas”, en apenas unos meses.

Milei se hace el boludo. Repite la fórmula tras presentar su presupuesto y prometer alivios selectivos, pero con variables sensibles todavía en tensión. Si el relato de estabilización no logra anclar expectativas —financieras y sociales—, la frase corre el riesgo de volverse un búmeran comunicacional, como ya ocurrió.

¿Por qué insisten los presidentes? Porque “lo peor ya pasó” ordena, da horizonte y compra tiempo político. El problema es que también fija una vara: si la calle no lo siente rápido y los indicadores contradicen el eslogan, la promesa se transforma en confirmación de desconexión.

El paralelismo histórico es brutal: cuando la política declara el final de la crisis, suele estar inaugurando el capítulo siguiente. Macri lo aprendió en 2018; De la Rúa, a su modo, en 2001. Milei acaba de firmar su propio test de realidad. Si las próximas semanas no convalidan el optimismo, esa frase volverá a ser el trailer de una película que ya vimos demasiadas veces.

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