Desde su prisión domiciliaria en Paraguay, el exsenador Edgardo Kueider volvió a hablar y eligió un ángulo digno de mármol de Carrara: “Los costos se expresan en causas falsas”, dijo mientras celebraba el debut de la Boleta Única de Papel (BUP). No es un sketch, es literal: reapareció para reivindicarse como padre de la criatura y, de paso, insinuar que su detención tiene más de vendetta política que de expediente.
El contexto no requiere demasiadas subtitulaciones. Kueider está detenido en Paraguay por causas que incluyen contrabando y lavado; fue sorprendido cuando intentaba ingresar más de 200 mil dólares sin declarar y la Justicia guaraní avanzó con acusación, pedido de extradición y apertura de juicio oral. Mientras tanto, él elige hablar de la palabra “costos”. No los del flete en frontera, los “costos políticos” por impulsar boleta única.
Su reaparición no fue tímida. En redes, se mostró “orgulloso de haber impulsado en el Senado el sistema de Boleta Única” y calificó el debut como “un salto enorme hacia la calidad institucional”. Hasta ahí, un exlegislador vendiendo su legado. El detalle es la posdata: las investigaciones serían “causas inventadas por sectores políticos que no toleran mecanismos más transparentes”. Los mecanismos menos transparentes serían lo de la boleta clásica donde el peronismo hace tanta trampa que no gana PBA en las legislativas desde 2005. Spoiler: tampoco las ganó con la BUP.
Para que no quede como un malentendido: en junio lo acusaron formalmente por contrabando; en julio el juez paraguayo abrió el juicio oral; en octubre hubo otro revés para su estrategia judicial. Nada de esto lo escribió un CM creativo, está en resoluciones e informes. Que ahora el exsenador sugiera que la BUP le trajo “costos” que se “expresan en causas falsas” deja una pregunta abierta: ¿la aduana también vota con boleta única? ¿Cristina desde San José 1111 le mandó un operativo para difamarlo?
La perla retórica es que la BUP, pensada como atajo “anticasta”, terminó siendo el telón de fondo de un alegato en primera persona. Y sí, es cierto que Kueider fue uno de los motores del proyecto en el Senado. Lo que no es cierto es que la boleta tenga superpoderes: no te arma valija, no te cuenta verdes, no te atiende en Migraciones. La única “ventanilla única” que reconoce el Código Aduanero es la que te pide declarar. Y hasta donde sabemos Kueider no dio una respuesta satisfactoria a las preguntas sobre el origen de esos fondos. Curioso en alguien que pregona la transparencia como un valor en el caso de la BUP.
También hay una coreografía política imposible de ignorar. Kueider llegó al Senado por el peronismo entrerriano, luego coqueteó (al parecer con billetines) con el oficialismo libertario, y terminó expulsado en 2024 tras el escándalo del cruce de frontera. El Senado votó su salida de manera abrumadora. Lo que vino después fue de manual: detención, domiciliaria, pelea legal, y ahora esta épica de “me castigaron por querer modernizar”. El plot twist de la BUP como martirologio.
¿Se puede defender la boleta única y a la vez tomarse en serio los tribunales? Sí, de hecho conviene. La BUP podrá gustarte o no, pero no reemplaza ni al juez ni a la Aduana. Que un exsenador convierta sus causas en metáfora de “costos” es un recurso simpático para redes, no para el expediente. La justicia paraguaya, hasta aquí, no habla en slogans: habla de dólares sin declarar y abre juicio. La ironía se cobra en efectivo, no en textuales.
