Hay cortos que se miran y otros que se discuten. “La Grieta y la Libertad” entra en la segunda categoría: 15 minutos de animación para bajar a tierra (con humor, filo y datos) cómo opera el neoliberalismo en Argentina y por qué el truco siempre termina beneficiando a los mismos de siempre. Es una pieza colectiva impulsada por la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) que ya circula abierta en la web y en su canal oficial. Si lo vas a ver (y deberías), acá está el link directo:
El corto no salió de un repollo: está inspirado en el libro “Lo mío es mío y lo tuyo es mío. Neoliberalismo y derechos humanos en Argentina” (EDULP, 2025), compilado por Juan Pablo Bohoslavsky. Ese marco teórico-empírico se traduce en escenas simples y certeras: cuando el “ajuste” se vuelve virtud cívica y el “gasto” un pecado mortal, alguien hace negocio y alguien pierde derechos. No es consigna; hay evidencia detrás (y es parte de la gracia del corto).
Las voces elegidas ayudan a que el mensaje respire y no sermonee: Pedro Saborido aporta guiños de absurdo, Mercedes D’Alessandro baja economía sin siesta, Ayar Blasco pone trazo e ironía, y se suman Agustina Muñoz y el propio Bohoslavsky. Ese casting coral sostiene la mezcla rara que consigue el corto: que te rías un poco y, al minuto, te corra frío cuando ves el mapa de ganadores y perdedores.
El sitio oficial lo dice sin rodeos: la película busca promover el debate sobre “los mecanismos del neoliberalismo en Argentina”, mostrar “con evidencia” a quién beneficia y a quién perjudica, y dejar tres conclusiones fuertes: hay sesgo de clase, crece la desigualdad extrema y se deterioran condiciones materiales de vida que son, en el fondo, derechos humanos en retirada. La animación, lejos de dulcificar el golpe, lo vuelve digerible para el que no vive entre papers.
La UNRN lo estrenó como “cine-debate”: proyecciones, charlas, preguntas. La estrategia tiene lógica: más que “imponer” una lectura, busca encenderla en público. Que se haya proyectado en Viedma, que aparezca en agendas culturales y que hasta CLACSO lo incluya en su grilla dice algo del momento: hay hambre de piezas cortas, bien producidas, que ordenen la conversación sin pedirte un posgrado.
Por fuera del guiño estético, el corto empalma con el libro en un punto clave: la crítica al “modelo de derrame” y su traducción cotidiana en menos salario real, menos protección social y más concentración. En la animación lo ves con metáforas; en la obra base, con capítulos y series. La combinación es poderosa: primero te entra por los ojos, después te queda sonando la pregunta incómoda (“¿libertad de quién, para qué?”).
También hay una apuesta conceptual: hablar de neoliberalismo no como fantasma del ’90, sino como política viva que reconfigura precios, lenguaje y expectativas hoy. En ese marco, el corto toma partido sin esconder su punto de vista, pero evita el panfleto: no es un spot, es un mapa. Y como todo mapa, su utilidad es mostrar caminos y obstáculos; la salida no está dibujada, pero asoma en el gesto colectivo de producir, debatir y abrir materiales.
¿Funciona como “puerta de entrada” para audiencias no politizadas? Sí, y ahí está su mérito: si tenés 15 minutos, te ofrece una síntesis que no subestima a nadie, con suficientes capas como para que un profe, un sindicato, un centro de estudiantes o un grupo de amigos armen su propia charla pos-proyección. Que ya esté circulando en universidades, medios locales y redes confirma que la pieza viaja bien fuera de su nicho original.
Queda la invitación: miralo y después discutimos. Si te interpela, compartilo con quien no se traga fácil ni slogans ni planillas. El cine corto no cambia un país, pero puede cambiar una conversación, y a veces alcanza. Acá, otra vez, el acceso directo: https://www.youtube.com/watch?v=MpIAKnUUwOI y el sitio con materiales: https://lagrietaylalibertad.com.ar. Ojalá que entre tanta grieta aparezca, aunque sea por 15 minutos, una libertad que sea algo más que una palabra.


