Tuit de Evo Morales denuncia y recuerda antecedentes de la derecha argentina contra él

Evo Morales denuncia que Milei le pidió al nuevo presidente boliviano “que se deshaga de él”

Evo disparó un mensaje que arde: “Hermanos de Argentina me informan que el presidente Javier Milei le pidió a su homólogo de Bolivia, Rodrigo Paz, ‘deshacerse’ de Evo…”. El post existe, está en su cuenta y ya encendió a la prensa boliviana. Lo que no existe por ahora es una corroboración documental de la supuesta gestión ni una desmentida formal con detalles desde Buenos Aires o La Paz.

El telón de fondo ayuda a entender por qué la frase pega: Bolivia acaba de elegir a Rodrigo Paz Pereira en balotaje, clausurando (al menos electoralmente) casi dos décadas de hegemonía del MAS. La crónica internacional lo ubicó como un giro pro-mercado con búsqueda de reconexión con Estados Unidos y asunción fijada para el 8 de noviembre. Si la acusación de Evo aterriza justo en ese tránsito, no es casual: es política exterior en tiempo real.

El vínculo Milei-Evo ya venía roto antes de este episodio. En octubre de 2024, el gobierno argentino le revocó el estatus de refugiado político que conservaba desde 2019. La decisión fue anunciada por el vocero presidencial Manuel Adorni, próximo jefe de gabinete. No prueba la denuncia actual, pero muestra la escalada previa.

Cuando Morales invoca “memoria”, apunta a 2019: durante el interregno ilegal de Jeanine Áñez, el Estado boliviano y luego el argentino documentaron envíos de munición y material represivo desde Buenos Aires; hubo cartas de “agradecimiento” y una causa por contrabando agravado que alcanzó a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich, entonces ministra de Seguridad. El expediente existe, las imputaciones también aunque estén durmiendo en la justicia. Ahí se ancla la verosimilitud política del conflicto.

Sumale el ecosistema donde se mueve Milei: CPAC Washington, CPAC Buenos Aires y la red transnacional de la derecha con caja, foros, think-tanks y un idioma común. No es un secreto ni un “trascendido”: hay discursos oficiales, coberturas y agendas públicas. La acusación de Evo navega en ese río y por eso no suena extraterrestre, aunque carezca (por ahora) de pruebas sobre la frase “deshacerse”.

Del lado boliviano, el tablero viene con el MAS fracturado, Evo inhabilitado y un nuevo gobierno que promete “popular capitalismo” y acercamiento a Washington. Paz Pereira no tendrá mayoría propia y necesitará alianzas; su discurso de orden le habla a un electorado fatigado por la crisis. En ese clima, un tuit de Evo es fósforo sobre pasto seco.

La pregunta incómoda queda para las próximas horas: ¿habrá desmentida puntual con nombres y tiempos desde Casa Rosada o desde la oficina de Paz? ¿Veremos confirmaciones mínimas (agenda, audio, minuta) que muevan la aguja? Hasta que eso ocurra, el caso vive en el terreno de lo políticamente verosímil y probatoriamente abierto. Y ese es, justamente, el terreno preferido de la nueva derecha transnacional: donde un post ordena la conversación y el silencio estatal termina haciendo el resto ¿No será hora que centro izquierda tome nota y busque alianzas internacionales en esta batalla que los libertarios ya entendieron: no tiene fronteras?

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Leandro Retta