entra como ministro de financia porque otro jp morgan Quirno fue a Cancillería

Continúa el abordaje del JP Morgan: Alejandro Lew es el nuevo secretario de Finanzas

Luis “Toto” Caputo lo blanqueó en X y cerró el enroque post-electoral: Alejandro Lew vuelve al equipo y se sienta en la silla de Finanzas que dejó Pablo Quirno rumbo a la Cancillería. Un anuncio de 280 caracteres, de esos que ordenan el organigrama sin pasar por conferencia de prensa, perfecto para el credo de la eficiencia: menos ceremonia, más City.

El currículum de Lew calza como anillo en la mano del esquema Caputo: primer tramo del gobierno como director y vicepresidente II del BCRA, antes CFO de YPF, y bastante antes banca pura y dura. Sí: estaciones en HSBC y, sobre todo, un paso por JP Morgan en Buenos Aires y en Nueva York, la usina de la que salió medio gabinete económico actual. Si la consigna era “traer al escritorio a quien conoce la mesa de dinero”, misión cumplida.

El timing no es capricho. Con Quirno, otro de los ex JP Morgan, promovido al Palacio San Martín, había un hueco delicado: la ventanilla que negocia con el mercado local, rollovers, curvas en pesos y en dólares, y toda la coreografía de licitaciones que permite seguir pagando deuda con deuda sin que el edificio tiemble. Para eso, Caputo necesitaba alguien que conozca los teléfonos y, sobre todo, qué se habla cuando se corta el altavoz. Lew entra por esa puerta.

En el mundillo petrolero, Lew es también una cara conocida. Fue el responsable financiero de YPF entre 2020 y fines de 2023, la etapa en la que la petrolera tuvo que surfear pandemia, cepo duro y el stress de importaciones de energía. Esa línea de servicio le suma otra credencial al nuevo puesto: sabe cómo se buscan dólares cuando, casualmente, faltan.

La designación no llega sola: trae ruido político. La Política Online reactivó la versión que el massismo masculló en 2023 —que desde YPF se “patearon” compras externas y se generó un cuello de botella que complicó a Massa— y la ató al desembarco de hoy. Según los números que manejaba el tigrense, esa escasez de combustible le costó 5% de votos. Los malintencionados dirán que para el relato libertario es algo positivo para poner en el curriculum.

Los medios económicos trazaron el mapa sin drama: “perfil técnico, bajo perfil político”, regreso al núcleo duro de Caputo, continuidad operativa para un Ministerio que vive de refinanciar vencimientos y de sostener el puente con los fondos. «Más que un cambio de rumbo, es la confirmación de un método» decían por los pasillos. El método Morgan.

¿Qué significa, en plata y riesgo, tener a Lew en Finanzas? Que el frente prioritario será seguir afinando licitaciones, tratar de aplanar tasas donde se pueda, y mantener la narrativa de “orden financiero” que sostiene el carry oficial. Si el Gobierno necesita riesgo país dócil para patear vencimientos y reabrir mercado, pone a alguien que, cuando mira la curva, ve nombres y apellidos detrás de cada tramo.

A la vez, el nombramiento robustece una constante: la permeabilidad del equipo económico con la banca global. Pagina/12 lo resumió en un renglón —“otro ex JP Morgan”— y no está errado el rótulo: la homogeneidad de origen reduce roces internos y acelera decisiones, pero también concentra miradas y refleja sesgos. Si el plan es seguir “market friendly” mientras se negocia aire, el manual no cambia de editor.

El Destape contó la novedad como pieza que faltaba en el Tetris oficialista, y no exagera: en un gabinete que mezcla tecnócratas y leales 24/7, Finanzas es el área que no puede apagarse ni un fin de semana. Por eso, el anuncio por X funciona además como mensaje al mercado: “la línea queda atendida”. Que después la economía real responda es otro cantar, pero la botonera de emisión, roll y calendario, por ahora, queda en manos de alguien que, se supone, la conoce de memoria.

En resumen: Lew no llega a inventar nada que no conozca. Otro Morgan boy. Llega a profundizar un abordaje donde la política se traduce en planilla y el poder en agenda de contactos. Si el Gobierno pretende seguir estirando plazos sin abrir la billetera del BCRA, necesitaba un secretario que hable el mismo idioma que los que ponen (y sacan) la plata. Caputo ya tiene al suyo; el JP Morgan, también.

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Leandro Retta