como va a pagar deudas sin las reservas que le pide el fmi

¿De dónde va a sacar el gobierno los dólares para mantener la banda y pagar deudas si no acumula reservas?

Caputo ya lo dijo sin rodeos en el encuentro anual de FIEL : no hay dólares “propios” suficientes para cubrir lo que queda de 2025 ni para dormirse tranquilo en 2026, pero hay “menú” financiero para llegar. Si el ahorro no aparece, aparece la palanca. La frase viene con demo de política cambiaria incluida: no se puede dejar flotar libremente el tipo de cambio porque el mercado es chico y ruidoso, así que continúan las bandas cambiarias como baranda del modelo. En limpio: sin reservas netas holgadas, el dólar necesita casco y soguita.

Primera pata del plan: China. El Banco Central renovó el tramo activado del swap por el equivalente a unos 5.000 millones de dólares, que debía empezar a reducirse desde junio de 2025 y ahora sigue disponible hasta mediados de 2026. No son “dólares libres” en el cofre, pero sí liquidez utilizable para importaciones y, llegado el caso, para cubrir baches de deuda vía mercado. Caputo pasó de sugerirlo en voz baja a decirlo a micrófono abierto: si hace falta, se usa generando un efecto impensado en la política anti China del gobierno de Trump.

Segunda pata: Washington. El Tesoro de Estados Unidos anunció una movida poco común para un soberano de ese tamaño: compró pesos en el mercado y cerró un swap por 20.000 millones de dólares con Argentina. La secuencia incluyó días de “mano amiga” sobre los dólares financieros y una suba de bonos que pareció salida de brochure preelectoral. Es dinero-escudo para reservas brutas y, sobre todo, para planchar expectativas en semanas clave. Los detalles finos del acuerdo son discretos (por decirlo amablemente), pero los comunicados y las crónicas confirman que hubo compra de pesos y swap operativo.

Tercera pata: el Fondo en modo cinturón flojo. La primera revisión del programa de 48 meses cerró con desembolso y, lo más jugoso, con metas de acumulación de reservas más laxas. La exigencia de reservas se redujo para 2025 y algunas estaciones intermedias desaparecieron del camino. El mensaje implícito es cómodo: si no podés acumular, al menos no te vamos a trozar el programa por eso, siempre que la macro siga “ordenadita” y el mercado te preste.

Con este trípode armado, la respuesta incómoda se vuelve sencilla: los dólares para sostener la banda y pagar vencimientos no salen de un superávit externo que no existe, salen de líneas contingentes, swaps y desembolsos. El plan declarado es volver al mercado cuando el riesgo país lo permita y “rollear” vencimientos con deuda nueva. Sí, la Argentina otra vez pagando deuda con deuda, pero esta vez con nombres glamorosos, comunicados bilingües y shows de rocanrol. Saltar de liana en liana hasta que alguna vez la mano no encuentre nada.

El diablo está en las letras chicas. Los yuanes del swap no son un pozo sin fondo: se renuevan por 12 meses, devengan costos y requieren estómago geopolítico. Los dólares de Washington no son un regalo navideño: usan herramientas del Exchange Stabilization Fund y traen debate político interno en Estados Unidos. Si la ventanilla se complica allá, se complica acá. La gobernabilidad financiera made in D.C. tiene estas cositas para la soberanía.

El argumento oficial para mantener las bandas suena razonable en términos operativos: pretender flotación limpia con un mercado que opera 13 millones de dólares en dos horas es pedirle a un charco que soporte una lancha. Pero lo razonable operativamente deja ver la fragilidad estructural: si no acumulás reservas, dependés de sostener la banda con swaps y apoyos externos; y como dependés de esos apoyos, mantener la banda te obliga a renovar la dependencia.

La opacidad no ayuda. En paralelo a los anuncios rutilantes, las organizaciones que pidieron el expediente del crédito de 20.000 millones con el FMI tuvieron que ir a la Justicia para que Economía entregue los papeles completos. Con el “swap made in DC” pasa parecido: hay conferencias, hay fotos, hay euforia de mercado, pero las cláusulas escritas en Arial 9 no están en ningún PDF público. Transparencia selectiva de los anticasta: la estabilidad se comunica, los anexos se reservan porque si se hacen públicos el dólar se va a 1.800.

¿Y los vencimientos concretos de 2025–2026? La hoja de ruta es casi una obviedad después de lo dicho por Caputo: bandas como ancla nominal, FMI con metas de Reservas Brutas Netas más relajadas, China como rueda de auxilio y Tesoro de EE. UU. como patrullero que baja la sirena cuando sube el ruido. Si el riesgo país baja lo suficiente, sale deuda para rollear y listo. Si no baja, se reza por soja, por energía y por otra visita al buffet del Fondo. Nada que no hayamos visto los sudamericanos, pero con mejor iluminación en redes sociales.

El “pero” que nadie puede despejar es el de la sustentabilidad política. El swap chino vence en 2026 y habrá que revalidarlo en clima global incierto. El paraguas del Tesoro depende de una decisión política estadounidense que ya tiene detractores domésticos. Y el FMI tolera hoy lo que puede exigir mañana con intereses. Comprar tiempo sirve, siempre y cuando se use para corregir los desequilibrios que te obligaron a comprarlo. Si el tiempo se gasta defendiendo la banda con comunicados, el déjà vu está a la vuelta de la esquina.

En resumen: el gobierno puede mantener la banda y pagar las deudas que vienen sin acumular reservas, siempre y cuando otra gente ponga la plata o el paraguas. China, Estados Unidos y el FMI son hoy los pilares de un esquema que funciona… mientras no pasen cosas, incluidos tiros en los pies. La macro local, entretanto, aporta poco más que disciplina fiscal y discursos de épica monetaria. .

La banda se sostiene por confianza prestada, no por reservas propias. Y la confianza prestada vence, como todo préstamo. Cuando llegue la hora de renovar, las preguntas que hoy se esquivan en los anexos volverán con sello de urgencia. Ojalá para entonces la respuesta ya no sea “no podemos darnos el lujo de flotar”, sino “podemos darnos el lujo de elegir”. Porque la diferencia entre baranda y ancla es que una te sostiene de paso y la otra te hunde si te quedás colgado demasiado tiempo.

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Leandro Retta