La película del miércoles que anticipamos ayer terminó sin plot twist: el Tesoro renovó apenas el 45,7% de los $3,9 billones que vencían y dejó $2,0–$2,1 billones dando vueltas por el mercado. Es decir: menos de la mitad rolada y un chorro de pesos libres con la pantalla del dólar a dos clics de distancia. El propio secretario de Finanzas, Pablo Quirno, publicó el número: $1,755 billones adjudicados sobre $3,9 billones, rollover del 45,68%.
El parte oficial venía con excusa adjunta: “las tasas estaban elevadas”. Tan elevadas que declararon desiertas LECAPs porque el precio que pedía la City dejaba al ministro con la garganta seca. Resultado: lo poco que tomaron se concentró en títulos atados al dólar. Para un gobierno que repite “no hay plata”, pagar más por la plata duele; pero no pagar la tasa y soltar $2 billones duele los días subsiguientes.
Para amortiguar el porrazo apareció, otra vez, el hada del Norte. El Tesoro de EE.UU. volvió a comprar pesos a media rueda y planchó un poco la fiebre verde. Además, Bessent paseó la promesa de un paquete “40K”: swap por USD 20.000 millones + línea privada por otros USD 20.000. Hermoso para el speech, insuficiente para tapar que la rueda doméstica no quiso renovar porque ya no confían en el peso.
El dato político detrás del dato financiero es sencillo: el mercado te cree si le pagás el precio, y hoy Caputo decidió no convalidar tasas récord. Nobleza obliga: evitó firmar cheques imposibles, pero la contracara es soltar pesos que, en semana electoral, buscarán verde refugio. ¿En qué? En lo de siempre: dólar financiero, Blue, CCL, MEP, colchón.
En paralelo, los voceros venden repo para bonos y “flotación muy pronto”, pero la rueda de hoy grita otra cosa: la preferencia es cobertura. El que tiene pesos se cuida; el que tiene dólares, mira el show. Y el que tiene que llegar al viernes, pone la mejor cara: “fue circunstancial”.
¿Es inevitable que esos $2 billones se vayan al dólar? No por decreto, pero por inercia sí: la tasa corta voló y, aun así, no alcanzó para tentar a los grandes. Si mañana vuelve el operativo “comprar pesos” desde el Norte, el billete puede descansar mientras Bessent evalúa cuántos dólares va a invertir en la jodita. Si no, los pesos libres siempre encuentran su camino a la frontera.
Caputo prometía “llegar a octubre con orden”. Llegó con orden de emisión: el que rechazó tasa, convalidó liquidez. Si esos pesos hacen nido en los financieros y presionan la brecha. A veces, la tasa que no pagás en la licitación, la pagás en el blue.
El cierre VEM es pedagógico: cuando te sostienen billetes ajenos y promesas grandes para un futuro incierto, pero en casa no te renuevan ni la mitad, el mercado te está tomando examen. Hoy la nota fue 4,5. Y quedaron $2 billones merodeando la ventanilla del dólar, con la boleta única electrónica a la vuelta de la esquina.