los vínculos entre provincias unidas y bennet

El enigma Provincias Unidas: ¿sus legisladores van a convalidar la entrega a EEUU?

En el ring ya están casi todos. Del lado visitante, Barry Bennett (embajador político del trumpismo) y Scott Bessent moviendo agenda y tablero. Del lado local, un oficialismo que sueña con “mayoría circunstancial” para las reformas y, en el medio, el nuevo comodín del sistema: Provincias Unidas, un rejunte de gobernadores y algunos sin tierra de PBA y CABA. Como Lousteau, que fue embajador argentino en EEUU durante su paso por JxC. La pregunta que queda picando es simple y gigante: ¿sus legisladores van a convalidar la dependencia made in Washington o van a jugar a la liga federal que prometieron, defendiendo la soberanía?

Las señales de las últimas 72 horas avivaron la sospecha de que el puente ya está en construcción. Bennett no vino a comer asado: se reunió con gobernadores y jefes de bloque para pedir acompañamiento a la reforma laboral y tributaria, y dejó asentado que el canal con Santiago Caputo está abierto, constante y en “modo operativo”. Los reportes lo ubican charlando con referentes de Provincias Unidas y con dialoguistas en Diputados. Si eso no es “bajar línea”, es un extraordinario tour de cortesía.

Que el teléfono rojo suena lo prueba una escena paralela: Luis Juez, referente cordobés, se indignó al creer que el Gobierno avanza un pacto con Provincias Unidas y, de paso, le birla la centralidad a su espacio en Córdoba. Traducción: si hay acuerdo Nación–Provincias Unidas, otros opositores que se creían valorados por los libertarios se quedan mirando desde la tribuna.

Mientras tanto, en la interna de la Rosada también se mueve la estantería. Gerardo Werthein habría avisado que renuncia si Santiago Caputo salta de asesor en las sombras a ministro con firma propia. Dato no menor: Washington quiere “equipo claro” y la versión Caputo-ministro hace ruido en el gabinete. Si sube el asesor, ¿Provincias Unidas acompaña con más convicción o prende el radar?

¿Quiénes son y cuánto pesan? Infobae mapeó a Provincias Unidas como un conglomerado de gobernadores con anclaje territorial real (Santa Fe, Córdoba, Chubut, Jujuy, Santa Cruz y, en vías, Corrientes). En el Congreso podrían romper la polarización en varios distritos y, según estimaciones periodísticas, conformar un núcleo de 16–20 diputados: exactamente el número que define si la ley pasa o se cae por un voto. En criollo: ¿la llave maestra del Congreso se acercará a Washington o no?.

El plan de Estados Unidos es transparente como un pliego: sumar gobernadores al circuito de reuniones que Bennett abrió con jefes de bloque; mezclar “estabilidad financiera” con “gobernabilidad legislativa” y conseguir votos puente para las reformas “de interés”. En Casa Rosada ya dejaron trascender que quieren replicar ese esquema con mandatarios después de las urnas. Suena a calendario de serie: temporada 2, capítulo 1, “Los Pactos”.

La cuestión, entonces, no es si Provincias Unidas conversa con Washington (es obvio que conversa), sino qué ofrece a cambio y dónde pone el límite. ¿Se plantan como “federalistas con agenda propia” o quedan como nuevo Juntos por el Cambio, entrando al baile con los libertarios hasta que la música vuelva a romperse? El coqueteo ya empezó; la diferencia entre “alianza táctica” y “alineamiento” la dictará el primer voto clave. Los electores que decidirán este domingo la composición del Congreso Nacional deberían saber hasta dónde llega esa alianza táctica

En el expediente Bennett–Provincias Unidas hay un antecedente muy concreto: cuando se intentó frenar en el Senado la privatización parcial de Nucleoeléctrica Argentina, no aparecieron los dos tercios y la jugada se cayó. No hizo falta un discurso, alcanzó con el silencio. Ese tipo de “acompañamiento” es el que hoy busca el oficialismo para reformas y para el “manual Bessent” de la economía.

El dilema para Provincias Unidas es reputacional y contable: si avalan el paquete “dependencia con garantías”, ganan agenda y fichas; si lo rechazan, crecen como eje alternativo de 2027 pero pagan el costo de “poner palos en la rueda”. Ser bisagra sin ser bisagra.

Mientras tanto, el Gobierno juega a dos bandas: reperfilar gabinete (versión Santiago Caputo al sol) y acumular respaldos de gobernadores con olfato. Provincias Unidas asegura que viene a despolarizar y a plantar federalismo; Washington sugiere que viene a ordenar y, sobre todo, a sumar. Si los legisladores de ese espacio terminan convalidando la deuda y las reformas laborales y tributaria que promueven desde el oficialismo o no. El enigma se resuelve en una sola palabra, dicha en el momento y lugar preciso: .

Leandro Retta