el peronismo no tiene un liderazgo firme campo nacional y popular

¿Es exagerado comparar la injerencia de Scott Bessent con el «Braden o Perón»?

Desde que Cristina metió en el ring la consigna “Bessent o Perón”, el paralelo quedó servido: un funcionario de Washington marcando la cancha en Buenos Aires y un campo nacional que busca su respuesta política. La pregunta es si el espejo de 1945 aguanta el reflejo de 2025.

Arranquemos por el Braden de hoy. No es embajador, pero actúa con más palanca que un embajador: Scott Bessent, secretario del Tesoro, blanqueó que Estados Unidos compra pesos en el spot y en el “blue chip swap” para aplacar la fiebre del dólar, y al mismo tiempo arma un paquete de USD 40 mil millones entre swap y facility privada. Intervención financiera directa más condicionalidades políticas: la doctrina Monroe con home banking.

Para que no quede en “rumor de City”, hubo tablero y números: Las ruedas donde el Tesoro yanqui entró a comprar pesos y los traders estimaron ventas/operaciones por cientos de millones. Cuando el dólar respira en Argentina porque un funcionario de Washington apretó “enter”, la palabra “injerencia” deja de ser debate y pasa a ser registro contable.

El operativo no viene solo: también aterrizó Barry Bennett, operador trumpista que se reunió con gobernadores y jefes de bloque para pedir “acompañamiento” a la reforma laboral y tributaria. La agenda política doméstica, con guía turística en inglés: En 1945 se llamaba “Braden”; en 2025, Bessent + Bennett. Dos por uno y con delivery a comisiones.

¿Y el Braden original? En 1945, Spruille Braden se puso al frente de la oposición a Perón y dejó para la historia el eslogan “Braden o Perón”. Lo hacía con cables furiosos al Departamento de Estado donde pintaba a Perón como amenaza “nazi” y pedía desnazificar la política local. Era injerencia diplomática “a cara descubierta”: panfleto, manifiesto y lobby abierto. El resultado ya se sabe: Perón usó el empujón de Braden para plebiscitar la soberanía… y ganó.

Volvamos a 2025. En la similitud “Braden vs. Bessent” la evidencia es contundente: Estados Unidos interviene (esta vez vía Tesoro y mercado de cambios) y además opera la política vía emisarios, mientras el Gobierno local agradece y acomoda la agenda. Hasta analistas locales—no precisamente peronistas—admiten que “hay que remontarse a Braden o Perón para ver algo tan desfachatado”. La diferencia es el instrumento: ayer panfletos; hoy swaps, repos y compras de pesos. La sutileza es financiera; la intromisión, igual de explícita.

¿Dónde se pincha el paralelo? En el costado Perón. Aquella consigna ordenaba el sistema político argentino en dos mitades bastante nítidas; hoy no existe una figura única en el campo nacional-popular con capacidad de absorber y unificar todo el malestar frente a la injerencia. Cristina intentó el “Bessent o Argentina” y ahora ensaya “Bessent o Perón”, pero no hay “Perón” a mano: ni Axel, ni Massa, ni Grabois, ni ninguna tribu logra ese efecto centrípeto. La liturgia está; la conducción plebiscitaria, no.

Encima, la injerencia actual no es solo simbólica: toca precios. Cuando Bessent compra pesos, baja el dólar por horas; cuando no, camina a $1.600. No es un panfleto: es el tipo de cambio del fin de semana. En aquella campaña, Braden inflamaba proclamas. En ésta, Bessent mueve la pizarra. Si el voto es un termómetro social, el dólar es el termómetro económico; y hoy lo sostiene una mano extranjera.

También hay un contexto militar que mete ruido al paralelo: el Gobierno habilitó por DNU ejercicios con tropas estadounidenses en Mar del Plata, Puerto Belgrano y Ushuaia, salteando al Congreso. No es la X Brigada bajando en 1945, pero la señal de alineamiento es inequívoca y refuerza la sensación de tutela. La postal no existía en la película original; en la remake 2025, sí.

Conclusión VEM: no es exagerado comparar el rol de injerencia—Braden entonces, Bessent/Bennett ahora. De hecho, el combo 2025 puede ser más eficaz: ya no te editan un folleto; te compran la moneda y te ordenan la agenda legislativa. Lo que es exagerado es suponer que el otro lado tiene un Perón listo para capitalizar el choque. Hoy la consigna gana RTs, pero no ordena. Ya escribimos acerca de si garpa pegarte a lo norteamericano, pero no ordena.Tal vez la figura emerja camino a 2027. Por ahora, hay Braden versión fintech y un campo popular con multitud de voces y ningún micrófono hegemónico. Mientras tanto, la pregunta de 1945 sigue viva, con una actualización de software: ¿Braden o Perón? No. ¿Bessent o Soberanía? Y, sobre todo, quién la encarna.

Leandro Retta