La campaña bonaerense de José Luis Espert entró en ese tramo donde el GPS recalcula cada diez cuadras. Arrancó en Tres Arroyos con una “bienvenida” inolvidable —el cartel tapado que en redes se leyó como “Solo arroyos” y chicanas con el “tres para Karina”— y siguió peor: el candidato, que aspira a ser gobernador en 2027, pegó el faltazo a la Rural local y dejó solo al “Colo” Santilli frente a un campo caliente por las “retenciones cero para pocos”. El clima en la ciudad ya venía áspero por cierres de empresas y despidos; la ausencia cayó como baldazo.

Lo de Tres Arroyos no fue anécdota. Espert estaba anunciado y no se presentó, en un acto que buscaba contener a productores molestos porque el esquema de retenciones 0 terminó beneficiando sobre todo a grandes exportadoras, no al chacarero mediano. Santilli, que también sueña con ser gobernador, improvisó, defendió “retenciones tendiendo a cero”, pero el faltazo del primer candidato de la lista quedó marcado.
Otro hito de la campaña de José Luis Espert es el capítulo “motoescape”: cuando una visita se puso hostil en Lomas de Zamora, un motociclista lo sacó del lugar. ¿El detalle? El “rescatista” sería un barra con una causa por homicidos a cuestas. ¿Cárcel o Bala? Eso es sólo para kirchneristas y troskos. El episodio del escape sin casco, que fue meme tras meme, terminó de instalar el tono de campaña “Espert: edición obstáculos”.
A eso se suma el frente Spagnuolo, del que el diputado es amigo personal desde hace años. Desde que estallaron los audios del exfuncionario (ANDIS), Espert no consigue reflotar: baja la exposición, selecciona medios afines y se irrita cuando le preguntan por su relación con Diego Spagnuolo. En la provincia lo leen simple: sin despejar ese ruido, la agenda del candidato patina.
El otro tema que evita como conos naranjas es narcotráfico. Cada vez que se habla de crimen organizado aparece el nombre de Federico “Fred” Machado, empresario con causas en EE.UU. por presunto lavado y narcotráfico. El vínculo de Machado con Espert incluye fotos, contactos, viajes; nada que lo incrimine penalmente al candidato, pero suficiente para que el tema sea políticamente tóxico. Resultado: Espert habla de “inseguridad”, sí; de narco, casi nunca.

Para colmo, la macro no ayuda al “relato de orden”. Las encuestas marcan desgaste del oficialismo y malhumor económico persistente: Opina Argentina midió 58% de desaprobación y 0221/otros replican que dos de cada tres están insatisfechos con la economía. Si el plan era surfear la ola Milei, la ola está chica. Y el “3% de Karina” dejó un ruido de fondo que hace más difícil vender épica.
Con este cuadro, la campaña “a los saltitos” de Espert se volvió un test de supervivencia: faltazos, salidas en moto, agenda recortada, preguntas prohibidas y un electorado que no compra powerpoint si no viene con mejores precios y laburo. Si quiere soñar con 2027 en la provincia, necesita ganar ahora y ordenar ahora; octubre no perdona.