Randazzo y Gray se plantan como peronistas no K y salen a pescar en la franja descontenta con Milei y con el kirchnerismo. El “botín” de referencia son los ~7 puntos que Juan Schiaretti cosechó en 2023 y que ese electorado existe hace años: en 2011, Duhalde (5,86%) y Rodríguez Saá (7,96%) sumaron casi 14%; en 2017, Massa (1País) y Randazzo (Cumplir) alcanzaron, juntos, cifras de dos dígitos en Buenos Aires. Hoy, Gray quiere 5–6 puntos con padrinazgo de intendentes, y Randazzo se apoya en la marca Provincias Unidas y en su alianza con Stolbizer/Monzó, con un armado para seducir al votante “huérfano” del viejo Juntos por el Cambio.
Ese pasado pesa, pero conviene mirar los ciclos recientes. En 2017 Buenos Aires, Massa (1País) superó el 10% para Diputados y ~11% para Senadores, mientras Randazzo rozó el 5%: números oficiales del escrutinio bonaerense confirman un peronismo no K robusto cuando la grieta Macri–Cristina estaba en pleno.
En 2021 la cosa cambió: Randazzo (Vamos con Vos) obtuvo 389.295 votos en la Provincia (≈4,4% de los votos positivos), muy lejos de su marca 2017. Fue el primer aviso de que el “no K” peronista se estrechaba en PBA cuando la competencia se reordenaba en torno al oficialismo nacional y a una oposición liberal-conservadora ascendente.
En 2023, con Schiaretti ya en la cancha nacional, el peronismo no K mostró techo: ~6,8% a nivel país en la presidencial, con sus mejores números en Córdoba, y porcentajes menores en Buenos Aires, donde el peso de Massa dentro de Unión por la Patria y la polarización con Milei comprimieron el espacio del “ni K ni antiK” clásico. Es decir: existe ese electorado, pero ya no mueve los volúmenes de 2011/2017.
Con ese marco, ¿a quién le quitan votos hoy Randazzo y Gray? Aun cuando su definición sea peronista y Gray busque disputar el PJ bonaerense a Máximo Kirchner, la cancha indica que el flujo probable se da desde la base desencantada de La Libertad Avanza (economía en crisis, vetos impopulares en educación/salud, y desgaste en el conurbano) y solo marginalmente desde Fuerza Patria. Los demás integrantes de Provincias Unidas sugieren que Randazzo está cazando “huérfanos” de JxC y a Gray hablando a peronistas que detestan La Cámpora: ambos discursos no interpelan al votante K duro, sí al que rompió con Milei o con la centroderecha tradicional.
Además, el contexto reciente en PBA refuerza la hipótesis: tras el 7S, Fuerza Patria mostró músculo electoral y hoy defiende una brecha que, si se repite en octubre, equivale a más de 1 millón de votos sobre LLA. En ese mapa, cada punto que capturen Randazzo o Gray le duele más al oficialismo nacional que al peronismo.
Conclusión operativa para campaña: el “peronismo no K” sigue existiendo, pero ya no es un número de 2 dígitos como en 2011/2017. En 2021 se achicó; en 2023 no despegó en PBA pese a Schiaretti. Si Randazzo y Gray logran instalarse, lo harán mordiendo el flanco moderado/liberal decepcionado con Milei y parte del ex JxC, más que drenando el voto de Fuerza Patria. Y si ese drenaje se verifica en el conurbano, la cuenta final empeora la aritmética de LLA en su pelea por achicar la diferencia bonaerense.