Cuando el billete empezaba otra vez a levantar temperatura en la pantalla, apareció la billetera del Norte. Este miércoles 15/10, el Tesoro de Estados Unidos volvió a comprar pesos en el mercado local y la trepada del dólar se desinfló en el día: mayorista y bancos aflojaron tras el anuncio. El timing fue quirúrgico y, sí, funcionó en el corto.
Bessent, que ya venía coqueteando con la mesa de dinero argentina, sumó además una promesa de vitrina: armar un “fondo” de USD 20.000 millones con bancos y fondos soberanos, que se sumaría al swap por USD 20.000 millones en preparación. En criollo market-friendly: “plata privada más red de contención pública”. Total potencial del combo, dice el propio Bessent: USD 40.000 millones. El ministro de economía argentino de facto vuelve a traer buenas noticias.
De postre, la bondad desinteresada de Bessent agrega que ya trabajan un préstamo repo para cubrir próximos vencimientos de bonos (el clásico “asegurar la caja” antes de las elecciones). No es épica, es ingeniería financiera: colaterales (¿DEG?), bancos de siempre, y la foto de “tenemos para pagar” como mensaje al mercado.
El apodo de “Sugar Daddy” no es gratuito: Bessent promete, interviene y guiña el ojo… pero también aclara cuando conviene. La semana pasada bajó el tono en TV: “no estamos poniendo dinero en Argentina; es una línea de swap”, explicó, después de entusiasmar a media City con su tuit. Pero unos días después el swap no enamora y el presidente del Tesoro norteamericano redobla la apuesta.
En lo político, el dulce llega con posgusto raro. La reunión Milei–Trump dejó foto, elogios y también un condicionante explícito: el respaldo depende de cómo le vaya al oficialismo el 26-O. De ahí que cada compra de pesos funcione como caramelo para pasar la semana… y recordatorio de que el kiosco está en Washington.
Resultado del miércoles: dólar calmado, traders respirando y un Gobierno que puede jactarse de “orden” por un rato, que después de cada salto suele ser más corto. Pero ojo con el subtítulo: estas intervenciones no arreglan la macro real; ganan tiempo y bajan espuma. Si el día después no llega con reservas propias, exportaciones y crédito de verdad, el azúcar que alimenta a los mercados se corta.
La narrativa oficial suma ahora “privados por USD 20.000 millones”, “swap por otros USD 20.000”, “repo para bonos” y “flotación inminente” como promesas backlog. Todo puede ser pero hasta que no haya contratos, plazos y tasas sobre la mesa, sigue siendo estabilización con red ajena. Hoy alcanzó para apretar el botón de pausa. Mañana hay que ver si la película de la presión sobre el dólar sigue.