La cronología arranca en marzo de 2024, cuando el Senado rechazó el DNU 70/2023 por 42 a 25. Allí, la legisladora del Movimiento Popular Neuquino Lucila Crexell se ubicó entre los votos en contra del mega–decreto, es decir, contra el oficialismo. Fue la primera gran derrota legislativa del Gobierno y la neuquina quedó anotada en la columna opositora.
Dos meses después el tablero giró. En la sesión de Ley Bases (12/6/2024), Crexell votó a favor del proyecto en general, que terminó aprobado por 36 a 36 y el desempate de Villarruel. La previa quedó marcada por el pliego que el Ejecutivo envió para designarla en la UNESCO, hecho que ella negó como “trueque” pero que detonó el escándalo público. Desde entonces, su “sí” quedó asociado al oficialismo.
En la misma saga de junio, el paquete fiscal obtuvo aprobación en general por 37 a 35, y Crexell figuró entre quienes votaron a favor. Luego, en la votación en particular, el Senado tumbó cambios clave en Ganancias y Bienes Personales; el Gobierno igual celebró haber salvado otros ejes (como el RIGI). En términos políticos, para el oficialismo fue un “semi–alivio”, y para Crexell otro registro en la columna del apoyo.
El “premio París”, sin embargo, no llegó. Pasaron las semanas, el nombramiento no se concretó y el costo reputacional del voto afirmativo siguió a cuestas. La propia cobertura de agosto de 2024 daba cuenta de que el cargo en la UNESCO seguía en veremos, mientras el Gobierno se jactaba del poroteo. Esa dilación explica parte del viraje que se vería al año siguiente.
En abril de 2025, la senadora neuquina acompañó al Ejecutivo en otra jugada áspera: votó afirmativo para Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla a la Corte, pero el Senado rechazó ambos pliegos. Fue un apoyo puntual a la Casa Rosada que no prosperó en el recinto.
El quiebre político quedó nítido en agosto de 2025. En la doble jornada de universidades y Emergencia Pediátrica (Garrahan), Crexell votó a favor de las dos leyes, que se aprobaron con mayorías de dos tercios. Ahí se alineó con la oposición ampliada que convirtió educación y salud en líneas rojas para el oficialismo.
Con Diputados insistiendo luego contra los vetos presidenciales y el Senado como última escala, el recorrido queda claro: en 2024 Crexell apuntaló al Gobierno en Ley Bases y Paquete Fiscal (tras haberse plantado contra el DNU); en 2025, con el “acuerdo UNESCO” completamente hundido y el clima social girado, se corrió a respaldar universidades y Garrahan, y ahora a los ATN para los gobernadores.
Conclusión para el archivo VEM: la secuencia “sí a Bases y sí al fiscal en 2024” frente al “sí a universidades y Garrahan en 2025” muestra una senadora que acompañó al Gobierno cuando había promesa de capital político y que se desmarcó cuando ese capital no apareció y el costo de sostener vetos y recortes subió. La coherencia no está en la épica: está en los incentivos.