Los militares votan al peronismo por los desastres de Petri

Luis Petri: el peor ministro de Defensa de la historia que hizo que los militares voten al peronismo

En menos de un año, Luis Petri logró algo inédito: juntar en su contra a oficiales, suboficiales, personal civil y empresas del área. La fotografía de septiembre es brutal: paros y sueldos impagos en COVIARA, la constructora de la Armada; crisis de la obra social militar (IOSFA) con denuncias de pacientes oncológicos; recortes y volantazos presupuestarios; y una tropa que, según sondeos internos, votó masivamente a Fuerza Patria en las bases donde antes dominaba la derecha.

El frente social del Ministerio estalló primero por la obra social. En agosto, la esposa de un suboficial de la Armada denunció públicamente que IOSFA no cubría su tratamiento oncológico; la nota abrió la compuerta a docenas de testimonios similares y a la amenaza de protestas uniformadas contra el ministro. La respuesta oficial fue peor que el problema: Petri impulsó retener el 2% del sueldo a los propios militares para “tapar el agujero” de la obra social. Militar adentro, bomba afuera.

En paralelo, la caja de la defensa se achicó. El proyecto de Presupuesto 2026 incluyó derogar el FONDEF, la ley que garantizaba un piso de 0,8% de los ingresos para reequipamiento. En buen criollo: el programa plurianual que permitía planificar aviones, radares, buques y mantenimiento quedó en el aire. Para colmo, en el Instituto de Ayuda Financiera (IAF) la intervención política creció: Karina Milei puso al hermano de Adorni a controlar la caja previsional, otro gesto de desconfianza hacia el propio Petri.

El capítulo COVIARA es la radiografía de la desidia: paros de 48/72 horas, falta de pagos y nula claridad sobre el futuro de la empresa naval. Los trabajadores llegaron a rechazar “traslados” sin destino ni salario asegurado y denunciaron que el Ministerio no ofrece más que silencio. Cuando la constructora de la Armada se te planta, no es un conflicto gremial más: es alarma estratégica.

A eso se sumó la gestión bajo sospecha. LPO reveló que Defensa firmó contratos millonarios con un laboratorio investigado por coimas: $25.000 millones cada seis meses, por “orden de Karina” (¿se habrá quedado con el 3%?), según fuentes citadas. En el Ejército hablan de “hemorragia que no para”. Si el relato libertario era “cortar curros”, esta película viene al revés.

La conducción política tampoco dio el ejemplo cuando hubo que rendir cuentas. Tras la muerte del Capitán Mauro Testa La Rosa en un avión A-4AR, se denunciaron acuerdos de silencio entre Petri y la cúpula militar. Los familiares pidieron explicaciones técnicas y protocolos; recibieron comunicados herméticos. Nada peor para la moral que la sensación de que se tapa en lugar de aprender.

Con ese cóctel, el humor de los cuarteles cambió. Un relevamiento interno muestra que, el 7 de septiembre, en unidades clave Fuerza Patria obtuvo hasta 80% de los votos del personal en el Ejército, con picos similares en otras fuerzas. De “bastión liberal” a “voto castigo” en un semestre: Defensa logró lo imposible.

El veredicto más duro vino desde adentro. Juan Martín Paleo, ex Jefe del Estado Mayor Conjunto, definió a Petri como “el peor ministro de Defensa desde la vuelta de la democracia”. No lo dijo un opositor ni un sindicalista, sino un general que hasta ayer manejaba el tablero conjunto. Y remató: “huyó del ministerio y demostró que no estaba a la altura”. Si a eso se le suma el intento de “financiar” IOSFA con sueldos de la tropa y el vaciamiento del FONDEF, el dictamen no suena exagerado: fracaso de gestión.

Para completar el cuadro, el propio ecosistema libertario intervino su ministerio y le corrió la silla en áreas sensibles. Sin recursos, con paros en empresas estratégicas, contratos polémicos y la tropa en rebeldía silenciosa, Petri se convirtió en un problema político para la Rosada. Lo que prometía ser “modernización y orden” terminó en incendio administrativo y pérdida de autoridad.

Conclusión de campaña: si alguna vez hubo un puente entre Milei y el mundo militar, Petri lo dinamitó. La obra social en crisis, el hachazo al FONDEF, COVIARA a la deriva, un piloto muerto sin cierre digno, y el voto uniforme girando hacia el peronismo componen un mismo relato: mala praxis. No lo decimos nosotros; lo dicen sus generales, sus trabajadores y —sobre todo— sus resultados.

Con estos antecendentes, Luis Petri competirá por un lugar en el Congreso, como puente de plata para sacarlo de Defensa donde no dejó cagada por hacer.