Primero fue el DNU. El 697/2025 habilitó, por “necesidad y urgencia”, el ingreso de efectivos de Estados Unidos para entrenar en tres bases navales argentinas: Mar del Plata, Puerto Belgrano (Bahía Blanca/Punta Alta) y Ushuaia. El programa se llama “Tridente” (y “Solidaridad”) y corre del 20 de octubre al 15 de noviembre. El detalle no menor: el Gobierno mandó el paquete de ejercicios al Congreso y, como no hubo tratamiento, abrió la puerta igual por decreto.
Después vino el costo. La letra chica que circula en despachos y notas periodísticas marca que el operativo tiene una partida específica: más de $60 millones que salen del presupuesto de Defensa. O sea: la billetera nacional paga la logística, los despliegues y el soporte para que el entrenamiento se haga en suelo bonaerense y fueguino. No es una suposición: está en las crónicas que desglosan el DNU y su anexo de gastos.
¿Y el Congreso? El permiso excepcional se firmó pese a que, por Constitución, el ingreso de tropas extranjeras exige ley. La ventana temporal cubre, con precisión quirúrgica, la semana de la elección del 26 de octubre. Si la “ayuda” era financiera, ya llegó la versión “botas en el territorio”.
En La Plata pusieron el grito en el cielo. El gobierno bonaerense con Axel Kicillof a la cabeza le pidió a Luis Petri detalle punto por punto: objetivos, cantidad de efectivos, medios, fechas, zonas de operaciones y, sobre todo, quién paga qué. Lo calificaron de “totalmente irregular” por la vía del DNU y exigieron claridad sobre los impactos locales en Mar del Plata y el área Bahía Blanca–Puerto Belgrano. Traducción: si la fiesta es geopolítica, que el costo no lo pongan los vecinos.
Y acá aparece el giro que indigna a cualquier bahiense que todavía está haciendo fila para cruzar el canal Maldonado. La Política Online reveló que, semanas después de recortar a la mitad los recursos prometidos para reconstrucción tras el temporal, el Gobierno nacional le cobra un monto superior a los 43 millones de pesos al municipio un alquiler millonario por los puentes modulares de emergencia que puso para restablecer la circulación. Sí: menos ayuda y, encima, factura por usar los puentes. En cuotas. Con seguro aparte.
Así, la cuenta queda grotesca: el Ministerio de Defensa, que conduce Petri, pone la plata para que tropas de EE.UU. se entrenen en Puerto Belgrano, mientras el mismo Estado nacional le cobra a Bahía Blanca por dos puentes sin los cuales medio distrito quedaba partido. ¿Soberanía? La de las cobranzas. ¿Alianzas? Las que pagás vos en cada bache.
Si el costo total de la Operación Tridente es de 60 millones, los bahienses pagarán 3/4 del total por algo que debería haber sido donado por el Ministerio de Defensa. Los 17 millones que faltan probablemente se los cobren a los porteños o a los fueguinos por las operaciones militares que se hagan en su territorio.
El oficialismo podría decir que son “gastos distintos”. Claro: uno se llama “interoperabilidad”, el otro “peaje sobre el desastre”. Pero para el vecino que mira el extracto municipal y la obra sin terminar, la matemática es simple: hay plata para ejercicios extranjeros y no hay plata para puentes propios. Y si la hay, se alquila. Se entiende por qué en la Provincia piden papeles y planillas.
De paso, la secuencia vuelve a exponer el método: decreto por arriba del Parlamento, cronograma que pisa la campaña, silencio hasta que la prensa provincial pregunta, y recién ahí “pedidos de informes”. Como si la política exterior viniera con piloto automático y el federalismo fuera una gentileza optativa. Cuando el entrenamiento es en Bahía/Punta Alta, el federalismo ya no es teoría: son patrullas, rutas, base naval y barrios alrededor.
En VEM ya contamos el libreto: Washington abre la billetera para el frente financiero y suma presencia en el Atlántico Sur, mientras la Casa Rosada vende “orden” por goteo. Lo nuevo es el remate local: Bahía paga puentes a Defensa y Defensa paga ejercicios militares norteamericanos. Si no es una postal, es un balance. Y el balance dice que, otra vez, la caja de los bahienses subsidia la épica ajena.