MAcri critica la expulsión de Francos y propone a Horacio Marín

Mauricio Macri: «Adorni no tiene sensatez ni experiencia para ser jefe de gabinete»

Mauricio Macri fue a Olivos, cenó con Milei, brindaron por la semana dura que pasó, y al volver a casa, se tomó algo para decantar los pensamientos y dejó el posteo que selló la escena: “no logramos ponernos de acuerdo”. Traducción simultánea: el Presidente echó mano al vocero Manuel Adorni para reemplazar a Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete y Macri no lo compra. No es detalle menor: en su mensaje, el líder del PRO reivindica a Francos como “sensato” y reprocha que lo sustituyan por alguien “sin experiencia”.

El dato duro de contexto: Francos renunció tras la victoria legislativa y el Gobierno anunció a Adorni como nuevo jefe de Gabinete. De la rosca a los hechos. Y ahí es donde el post de Macri hace ruido: si el cargo que “coordina agenda y equipos” queda a cargo del exvocero, ¿quién negocia de verdad cuando haya que juntar porotos y firmar leyes?

Macri incluso dejó su carta sobre la mesa: Horacio Marín, presidente de YPF, técnico, gestor, “idóneo”. No es un misil, es una invitación: “si te querés ordenar, acá tenés un jefe con planilla y casco”. Milei respondió con Adorni. A esta altura, el posteo macrista ya no parece una simple queja: es el acta de desacuerdo de un socio que se siente desoído… y que al mismo tiempo te deja una puerta entreabierta (“si ponés a Marín, hablamos”). O sea, digamos, Macri se hace el ofendido y terminante pero mejor no romper todo.

¿Y el prontuario de nombres “sugeridos” por Macri que no prosperaron? Desde 2023 viene la danza: el PRO ofrecía cuadros y Milei, salvo excepciones, prefería “propios” y CEOs. Hubo listas, cafés y versiones; lo concreto es que más de una vez el exmandatario acercó nombres y la respuesta fue “gracias, seguimos en contacto”. La discusión reapareció en 2024 y 2025: Macri armó equipos para negociar con LLA y empujar una convivencia ordenada. Lo de gabinete, casi siempre, quedó en veremos. Casi todos los hombres y mujeres del PRO que están en LLA hicieron el traspaso sin pasar por Mauricio, lo que dificulta entender por qué Milei sigue cultivando ese vínculo con uno de los argentinos con peor imagen negativa si no es por capricho personal u orden del Norte.

¿Es una ruptura? Es un cortocircuito con cláusula de reenganche. Macri marca la cancha (“no me gusta tu jefe de Gabinete”), ofrece una salida honrosa (“probá con Marín”) y, de yapa, te recuerda que hay internas que nadie resuelve (Caputo vs. Karina vs. todos, etc.). El mensaje no suena a “me bajo”, suena a “así no”. Y políticamente pretende ser más filoso de lo que parece: si el oficialismo necesita sumar mayorías y negociar cada artículo, la jefatura simbólica no alcanza si no hay nada para mí. El tema es que la palabra, a esta altura de los acontecimientos, pueda seguir teniendo algo de filo.

El Gobierno, por su parte, vende el cambio como “ciclo cumplido” y promete una etapa “más federal” con Adorni. La narrativa es coherente con la campaña permanente: comunicación, épica y empuje. El problema práctico es que la épica no enmienda dictámenes, ni levanta manos, ni reemplaza la paciencia de Francos con gobernadores reticentes. Veremos si Adorni es más que un portavoz irritante.

Balance del post macrista: crítica frontal (“sin experiencia”), diagnóstico institucional (“disputas internas sin resolver”) y una salida concreta (Marín). No hay insulto, hay arquitectura: te dibujo el hueco y te presto el albañil. Si Milei lo toma, hay pax por un rato. Si Milei lo ignora, hay narrativa: “te lo dije”. En cualquier caso, el texto funciona como parteaguas: estrena la fase en la que Macri deja de susurrar por WhatsApp y escribe en público lo que antes era sobremesa. Veremos cuánto durará esta fase.

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Leandro Retta