Acorralado por sus escándalos narcos Espert se defiende

Pese a las interminables descansadas de los opositores, Espert no suelta la presidencia de Presupuesto

El arranque del debate de Presupuesto 2026 terminó convertido en un ring contra José Luis Espert. Con el escándalo por los USD 200.000 ligados al empresario Fred “Machado” golpeando la puerta, casi todos los bloques le reclamaron que se corriera de la presidencia de la comisión. El libertario resistió en la silla, PRO y UCR miraron al techo, y el oficialismo lo blindó lo justo para pasar el mal trago; la oposición ya adelantó que llevará la remoción al recinto el 8 de octubre.

La cosa empezó relativamente tranquila, con Germán Martínez (UP) diciendo: “Es inentendible que José Luis Espert siga siendo presidente de esta comisión, tiene que ser removido inmediatamente”. Casi un pedido formal que abrió la catarata. En minutos ya eran 27 firmas sobre 49 miembros reclamando que dé un paso al costado. Espert hizo oídos sordos y apuró el temario, como si nada.

Esteban Paulón fue el primero en pedirle que se autoexcluyera y le advirtió: “Si usted no accede a tener ese gesto, habrá que avanzar por los canales institucionales que tiene esta Cámara”. La línea fue ganando volumen y, a falta de defensa explícita de LLA, la reunión se volvió un coro de reproches con la presidencia muda.

Desde la izquierda, Christian Castillo subrayó lo obvio: “Tiene una causa abierta” (por amenazas contra dirigentes políticos del FIT-U) y “los fundamentos para que usted sea removido no han hecho más que incrementarse”. El recuerdo de su latiguillo volvió a escena y calentó la sala: “cárcel o bala” terminó siendo el estribillo no cantado de la jornada.

La Coalición Cívica, por boca de Juan Manuel López, también endureció: “Debería dar un paso al costado por su propio Gobierno, por respeto a sus colegas y al Parlamento”, y luego le dijo unas cuantas verdades: “que la gobernabilidad no estalle en manos de un provocador serial como usted, que solo se le ocurre decir ‘cárcel o bala’… no sé qué haría en su caso si llega a ser cierto que lo financió el narcotráfico”. En los hechos, ese mismo espacio le terminó comprando tiempo al libertario para que no cayera en comisión.

Vilma Ripoll eligió el bisturí: “Gracias señor presidente, hay que decirlo porque es una formalidad. Porque la verdad lo que le quería preguntar después de todas las denuncias que hay y después de habernos dicho ‘zurditos, van a correr’: usted ya corrió con la moto y además nos dijo ‘cárcel o bala’. Entonces ahora le puedo preguntar: ¿cuál elige, cárcel o bala?”. La escena cerró con Hacienda proyectando un presupuesto “optimista” y la oposición anunciando que la pelea sigue en el recinto.

Pero el día de Espert no terminó ahí. Después fue a una entrevista en terreno amigo y hasta ahí se equivocó y se lo notó nervioso por el contraste entre su rigurosidad moral en lo discursivo y su inexistencia de ella a la hora de recibir apoyo económico, y no sólo eso. Chismes de peluquería, como dice él mismo