Milei no atrae ninguna lluvia de inversiones ni con el RIGI

Pese al RIGI y a la “lluvia de dólares”, el gobierno de Milei tiene 10 veces menos inversión extranjera que Cristina

El día que Paramount confirmó su salida y el traspaso de Telefe a manos locales, quedó una foto incómoda para la épica del “vienen capitales”: mientras la Casa Rosada promete apertura y reglas pro–mega proyectos, los jugadores globales se van o achican. Con la retirada de Paramount ya no quedan conglomerados internacionales puros en el mapa de medios argentino como no pasaba desde antes del menemismo. Un “antes y después” que desmiente el relato del derrame inversor.

El anzuelo estrella del oficialismo fue el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), vendido como salvoconducto para capitales frescos a costa de una entrega descomunal. Pero a varios meses largos, lo que llegó fue otra cosa: la Inversión Extranjera Directa (IED) se desplomó. Según el propio Banco Central, en el primer trimestre de 2025 ingresaron apenas USD 611 millones netos, una caída del 90% interanual respecto de 2024. El dato no es de un blog opositor: es el informe oficial del BCRA, que además muestra que el flujo estuvo explicado sobre todo por reinversión de utilidades, no por plata nueva.

Para dimensionar: en los años de Cristina Fernández de Kirchner, la IED anual rondaba los USD 11–12 mil millones. La CEPAL reportó USD 12.551 millones en 2012 y la UNCTAD registra USD 11.759 millones en 2015. Son órdenes de magnitud muy superiores a los de hoy: más de 10 veces más. El contraste no admite maquillaje: con “súper–incentivos” y discurso pro–negocios, Milei capta menos IED que Cristina en su tramo comparable.

La foto sectorial acompaña el número macro: salidas, ventas o downsizing de multinacionales en energía, retail, entretenimiento y fast–food se vienen acumulando desde 2024/25; incluso el reacomodo de franquicias icónicas se explica, más que por un “boom” de inversión, por desinversión y traspasos locales. Los cronistas de negocios lo vienen contando desde marzo: “las empresas argentinas crecen con la salida de grandes multinacionales”. El caso Paramount es apenas el último síntoma.

La paradoja es regional: América Latina subió 7,1% su IED en 2024, pero Argentina cayó. Es decir, el viento del mundo sopló a favor, pero acá no infló ninguna vela. La explicación que repiten bancos y consultoras combina tres factores: inestabilidad regulatoria (decretos que van y vienen, cepos reeditados), recesión doméstica que posterga capex (Gasto de Capital) y financiamiento externo atado a señales políticas que no llegan a firme. En la semana en que el Gobierno volvió a endurecer el cepo cruzado para frenar rulos, quedó claro que el “modelo pro–mercado” convive con controles que espantan cualquier análisis serio antes de invertir.

¿Y el RIGI? En los papeles luce maximalista, con estabilidad fiscal y cambiaria por años y franquicias impositivas de manual. Pero, sin proyectos ancla cerrados ni financiamiento barato, su efecto real es promesa, no flujo. La letra chica existe; la inversión, todavía no. Mientras tanto, la estadística manda: USD 611 millones en un trimestre es poco para un país que necesita decenas de miles de millones para crecer, y muchísimo menos que lo que recibía hace una década con un discurso, supuestamente, menos amigable para el capital.

En síntesis: el “shock de confianza” no llegó pese a todas las agachadas del gobierno con todo lo que huela a extranjero. Se fue Paramount, se achican marcas globales, la IED se hunde y el Gobierno vuelve a herramientas que juró desterrar. La promesa de “lluvia de dólares” sigue en borrador; los números, ya están publicados.