La postal se volvió rutina: autos 0 km con “patente de papel”, camionetas con el portapatente vacío y algún vivo que ni siquiera pega la constancia. No es moda minimalista: es la consecuencia de un bache bien terrenal. Hubo faltante de chapas metálicas desde finales de 2023 por falta de insumos y, ya con el nuevo gobierno libertario, el problema se agravó cuando se desarmó el esquema de la Casa de Moneda que fabricaba las placas; el cambio de proveedor dejó un cuello de botella y se multiplicaron los rodados con dominios provisorios en cartón. El propio Gobierno terminó habilitando una alternativa para circular —y hasta para salir del país— con “patente provisoria” más una constancia dominial que acredite el número de dominio. En criollo: hubo déficit de chapas y se oficializó el parche.
Los números dimensionan la rareza. Para mayo se estimaban más de 650 mil vehículos autorizados a circular sin placa metálica, con permisos provisorios emitidos por los registros del automotor. En paralelo, medios y el verificador Chequeado explicaron el procedimiento especial: si tenés la placa provisoria en regla y la constancia dominial, podés circular mientras la DNRPA te entrega la chapa definitiva, incluso en países limítrofes. Es un régimen excepcional por escasez que ya lleva 2 años, no una nueva normalidad.
El problema es que la excepción trae cola: más margen para la “avivada” (autos sin identificación o con carteles truchos) y un dolor de cabeza para control y seguridad. Sin patente visible, los sistemas de lectura automática (peajes, fotomultas, anillos digitales) pierden eficacia, y al Policía de la esquina le queda el trabajo de detener, verificar cédula, seguro y constancia. En un país donde la evasión de infracciones es deporte nacional, un parche masivo a la identificación vehicular es, digamos, poco feliz que no sorprende de un presidente que dijo que Al Capone era un héroe. La propia prensa especializada advirtió que la situación fue “aprovechada por infractores” mientras no se normaliza la provisión.
Legalmente, no hay misterio: la patente es obligatoria. La Ley Nacional de Tránsito exige identificación y documentación para circular, y las jurisdicciones prevén multas altas, quita de puntos y hasta secuestro del vehículo si vas sin dominio o con uno no autorizado. Además, tu seguro puede rehusar cobertura si el auto no estaba en condiciones legales de circular, lo que convierte cualquier choque en una ruleta rusa financiera. En CABA, por ejemplo, la multa por falta de patente ronda las 1000 UF y puede superar los $100.000; en provincias, las escalas son similares.
¿Y cuándo se arregla? Oficialmente, el Ministerio comunicó que se normalizó la entrega de chapas para 0 km, aunque después de meses de demoras que obligaron a habilitar las provisorias. Ojalá sea el cierre del capítulo; si vuelve a trabarse la producción, el Estado tendrá que elegir entre seguir estirando la “patente de papel” o garantizar stock continuo para que el registro te dé metal antes de que salgas a la calle. La experiencia reciente muestra que cuando hay huecos logísticos, el tránsito los llena.
Mientras tanto, vale una línea editorial con humor: imaginemos esta misma escena —medio millón de autos con cartones, controles atados con alambre— bajo un gobierno kirchnerista. ¿Cuántas tapas tendríamos hablando de “anomia”, «complicidad con delincuentes» y “Estado ausente”? Hoy, los grandes medios encontraron el tono zen; si no fuera porque se te cruza un sedán sin patente en la autopista, casi ni te enterás. A la indignación selectiva la cubre una funda de cuero ecológico.
Generalizar patentes provisorias debilita la trazabilidad, complica la seguridad vial y abre incentivos para eludir multas o encubrir delitos (de un choque con fuga a un robo de auto). El remedio transitorio era comprensible frente a la escasez, pero estirarlo demasiado es invitar problemas. La norma es sencilla: chapa visible, legible y en regla. Si el Estado ya normalizó la provisión (cosa que no está chequeada), que se note en la calle; si no, que publique un cronograma y mantenga controles reales, no solo comunicados. La patente no es un accesorio: es el DNI del auto. Sin DNI, la ley te pone la roja.