Si hay derrota libertaria en octubre se viene reagrupamiento en torno al pro

Rebelión en la granja violeta: Macri y Héctor Gay anticipan que si hay derrota en octubre se viene un “reagrupamiento en torno al PRO”

Mauricio Macri ya dejó de hablar en clave. Reunió a toda la tropa amarilla y, mirando a los “prolibertarios” como Ritondo y Santilli, avisó: “Después de octubre, vamos a ser la mejor oposición posible, pero oposición”. La frase, soltada en la sede nacional del PRO, sonó a orden de marcha para el día después si el oficialismo vuelve a tropezar en las urnas. Macri incluso blanqueó que hace “más de un año” que no habla con Milei y que el vínculo está congelado.

En paralelo, desde el sur bonaerense llegó el anticipo local de esa misma movida. Héctor Gay, exintendente de Bahía Blanca y diputado provincial electo por La Libertad Avanza, se desmarcó del oficialismo nacional y pintó el cuadro con crudeza: el gobierno “está groggy”. Agregó que, si a Milei le va mal en octubre, podría haber un “reordenamiento en torno al PRO”. El mensaje: el experimento violeta pierde brillo y los amarillos creen que vuelven a juntar las fichas.

No es un exabrupto aislado. En medios regionales y portales provinciales, Gay repitió la idea: un traspié electoral habilitaría el regreso del macrismo como polo ordenado de la oposición, después de meses de convivencia incómoda con LLA. También cuestionó las “formas” del oficialismo y la secuencia de vetos a leyes sensibles como universidades y Garrahan, un combo que, según su lectura, explica parte del desgaste.

La señal política se completa con el tablero nacional. En la mesa de Macri, los informes que llegaron de Provincia fueron poco alentadores: Santilli admitió que LLA “está clavada” alrededor de los 34 puntos en Buenos Aires —el número del 7S— y que Fuerza Patria sigue arriba. Con ese guion, el expresidente ya prepara el “día después”: coordinación parlamentaria propia y recalibrar alianzas, sin esperar bendiciones de Olivos.

Traducido al idioma campaña: si la boleta oficialista no despega, el ensamble PRO–LLA que fantaseó con institucionalizarse quedará en fotos viejas. Macri ya ensaya una oposición con sello propio, con gobernadores dialoguistas a un lado (Provincias Unidas) y libertarios a la defensiva del otro. Y, en ese reparto, cada referente que se “despinta” de violeta —como Gay— ayuda a marcar la frontera.

Para el conurbano y la Sexta Sección, el movimiento tiene una lectura táctica: ordenar el voto que se siente incómodo con Milei detrás de una marca conocida (PRO) y evitar que el desgaste del gobierno termine licuándose entre terceras vías. Si los números del 7S se repiten, la pelea bonaerense vuelve a ser un ancla (y no de las que le gustan a Toto Caputo) para el oficialismo nacional; y allí un reagrupamiento PRO puede convertir la fragilidad violeta en derrota estructural.

En la granja violeta, los animales sienten el temblor.

Si la noche de octubre trae una segunda paliza, la foto probable no será de “fusión” ni de “contrato de convivencia”, sino de separación de bienes: Milei con su núcleo duro y Macri con una oposición rearmada. La campaña entró en tiempo de descuento y, por primera vez en meses, los amarillos hablan sin eufemismos. El rugido del león ya no intimida: lo escuchan grogui y se le animan hasta los supuestos aliados.