Después del 7S y con un Concejo más hostil, el equipo de Federico Susbielles dejó el perfil bajo que ensayó tras las inundaciones y pasó a responsabilizar al Gobierno nacional por la falta de asistencia y la parálisis de obras. La orden ahora es confrontar con Milei para reordenar el voto local.
Hasta septiembre, el susbiellismo había optado por el pragmatismo: evitar peleas, mostrarse dialoguista y, si hacía falta, sacarse fotos con referentes libertarios —Lilia Lemoine y Felipe Ferrández, quien terminaría como segundo candidato a concejal de LLA, el hijo de la también concejala Marité Gonard, autodenominado “domador de mandriles”— para intentar “rascar” recursos en un contexto de obra pública frenada bajo el mantra de “no hay plata”.

La pésima elección local del 7 de septiembre cambió el guion. La Libertad Avanza ganó con claridad en Bahía y Fuerza Patria quedó resignada a un Concejo Deliberante adverso. La lectura que parecen haber hecho hacia adentro fue lineal: el tono bajo licuó la narrativa propia y el enojo social se lo apropió Milei.
El nuevo encuadre llegó desde el recinto. Un concejal de Fuerza Patria comparó prioridades nacionales y afirmó que Milei gastó en intereses de deuda 200 veces lo que negó a Bahía, una síntesis destinada a instalar la idea de abandono en plena emergencia.
En paralelo, Susbielles ajustó el cierre de sus actos: mantiene el tono sereno, pero ahora incorpora dardos al Presidente por la falta de auxilio y por proyectos críticos paralizados, como quedó registrado en un video que circuló en redes.
También Santiago Mandolesi Burgos, principal hombre del Consorcio del Puerto de Bahía Blanca y muy cercano a Susbielles ensayó críticas dejando en claro que el gobierno nacional no había saldado ninguna deuda con la ciudad.
La campaña busca recuperar iniciativa con dos palabras ordenadoras —prioridades y emergencia— y “nacionalizar” problemas locales: hídricas, mantenimiento, logística, ayuda por la inundación histórica. Pero el giro tiene costos: LLA ya intenta devolverle a Susbielles la foto de la tregua para marcar oportunismo, y el número “200 a 1” puede ser objetado técnicamente si la discusión se vuelve contable. Pero en campaña importa el encuadre: si la conversación es sobre obras y auxilio en catástrofe que debería hacer Milei, el intendente vuelve a jugar de local.
El cambio de estrategia ya se reclamaba desde las bases, que rechazaban la complicidad entre el intentente y Javier Milei así como una ordenanza que funcionaba como RIGI local, elaborada para colaborar con la arruinada instalación de Petronas e YPF en el Puerto de Bahía Blanca
La pregunta es si alcanza para ordenar la elección de octubre. Si el debate público se mueve hacia la infraestructura que falta y la respuesta nacional en emergencia, el cambio de estrategia habrá cumplido su objetivo: volver a poner a Bahía en el centro de la boleta.