Los libertarios contra la agenda woke de soros dependen de su CIO

Los libertarios acusan a George Soros de conspiración woke pero ponen a su discípulo a manejar Argentina

La épica libertaria tiene un villano de cabecera: George Soros, presentado como cerebro de una conspiración “globalista” de izquierda. En la fauna de la nueva derecha eso se repite como mantra, con guiños en foros conservadores y hasta con el propio Donald Trump pidiendo imputarle cargos penales a Soros (y a su hijo) bajo la ley RICO, la herramienta anticrimen organizado de EE.UU. Sobran notas y cables internacionales documentan la ofensiva pública de Trump contra el “millonario liberal” como símbolo del mal.

Ahora, la parte graciosa (o trágica): el funcionario que hoy opera, condiciona y anuncia el salvataje para la Argentina de Milei es Scott Bessent, ex jefe de inversiones de Soros Fund Management, ex jefe de la oficina de Londres y pieza clave del “miércoles negro” de 1992, cuando el equipo de Soros apostó contra la libra esterlina y “rompió” al Banco de Inglaterra. O sea: el “enemigo” formó al “amigo”. El propio Departamento del Tesoro de EE.UU. y perfiles biográficos públicos dejan ese currículum en blanco sobre negro.

Bessent no solo tiene pedigree sorosiano; además es quien está marcando la cancha para Argentina: dijo que Washington negocia una línea swap de US$20.000 millones, que el Tesoro está listo para comprar bonos argentinos y que podría sumar crédito del Exchange Stabilization Fund. Es decir, dólares y backstop para sostener al gobierno de Milei… pero con letra chica geopolítica y financiera. La reacción de mercado lo mostró: subieron bonos, bajó el termómetro del riesgo y el oficialismo vendió “respaldo histórico”. También pidió que vuelvan las retenciones y otras intromisiones que sólo pueden ser toleradas por el gobierno de Milei

El guiño no es gratis en EE.UU.: Elizabeth Warren salió a cruzar el plan calificándolo como dinero de los contribuyentes para los “corrupt buddies” de Trump, y exigió explicaciones formales al Tesoro. Traducido al criollo: en Washington esto abre un expediente político y jurídico (qué instrumento se usa, con qué garantías, qué condicionamientos). Aun así, Bessent siguió con el bombo: discursos oficiales y briefings donde, además de halagos a Milei, insiste en que “todas las opciones” de estabilización están sobre la mesa.

El contraste es de antología. En el ecosistema libertario regional se demoniza a Soros como emblema del “globalismo de izquierda” —de la CPAC para abajo es un latiguillo—, mientras en Buenos Aires el salvataje que se festeja viene conducido por un ex socio/discipulo de Soros que aprendió el oficio en la mesa que especuló contra monedas soberanas. Milei puede ironizar contra el “globalismo” y la “Agenda 2030”, pero su respirador de campaña hoy cuelga del Tesoro estadounidense administrado por alguien que se formó con Soros. Coherencia, cero; pragmatismo, cien.

También vale la pena recordar cuando Milei dio un discurso en Davos muy agresivo sobre las diversidades sexuales sin saber que después iba a depender de un homosexual declarado como Bessent.

¿Y qué significa para Argentina que Bessent “se meta” así? Significa que la arquitectura (swap, ESF, compras de deuda) se diseña en Washington y que, como en los ’90 con México, puede venir con condiciones: desde metas fiscales y cambiarias hasta alineamientos diplomáticos. La película, por ahora, se narra con promesas: swap “en negociación”, compras “si hace falta”, crédito “si corresponde”. Mucho micro de prensa, poca letra de contrato. Pero el dato político ya está: quien baja la línea y pone el pulgar no es un fiscal del libre mercado criollo; es el ex CIO de Soros.

Para completar el loop, el trumpismo usa a Soros como chivo expiatorio en su guerra cultural —otra vez, sobran registros—, mientras el mismo gobierno que lo denuesta activa un operativo para sostener a Milei con el saber-hacer de un sorosiano de pura cepa. La épica contra “el títere de Soros” choca con la realidad del tutor de Soros (Bessent fue literalmente su Chief Investment Officer y mano derecha) como arquitecto del salvavidas. Si esto no es ironía histórica, pega en el palo.

En síntesis: los libertarios pueden seguir mirando a cámara y acusando a Soros de orquestar una conspiración “izquierdista”, woke o comunista. Pero al final del día, el que entra al vestuario, reparte la táctica y decide quién juega en la prórroga argentina es Scott Bessent: ex Soros, hoy Secretario del Tesoro y autor de la frase que hizo rebotar los bonos. “Libertad o nada”, dicen. Por ahora, libertad con Soros… vía su discípulo.