se suceden los escraches a milei en la campaña

¿Se puede hacer una campaña electoral si te escrachan en todos lados?

Las caminatas eran el plus de Milei: el político que se tiraba a la calle, rompía la cuarta pared y hacía de la selfie un acto de gobierno. Como candidato funcionó; como presidente en campaña, ya no. En Santa Fe tuvo que suspender la recorrida por la peatonal entre empujones, huevazos y detenidos, y apenas improvisó una arenga desde una cápsula de seguridad antes de irse. La crónica y los videos marcaron el tono del día: tensión, corridas y acto abortado.

No fue un episodio suelto: en Ushuaia también levantó la caminata por protesta y baja convocatoria (se habló de 70 personas), y los portales locales describen la escena de un presidente cercado por silbidos que termina saludando desde la puerta del hotel antes de volver al aeropuerto. La postales patagónicas borraron de un plumazo el recuerdo de las plazas llenas de 2023.

El déjà vu más áspero había sido en Lomas de Zamora: caravana interrumpida, agresiones y retirada de emergencia. Lo reportaron medios internacionales y verificadores locales, con imágenes que mostraron el operativo para evacuar a Milei y a su hermana entre pedradas, y la réplica oficial culpando al kirchnerismo. Esa jornada dejó una marca: desde entonces, cada “caminata” se volvió un riesgo operativo.

milei y karina escondidos tras una valija antibalas

El repaso corto de esta fase de campaña es brutal: Santa Fe terminó en suspensión y detenidos; Ushuaia, cancelada por protestas y desangelada; Lomas de Zamora, evacuación bajo ataque. Entre cada intento, el gobierno insiste en la foto de cercanía como si fuera oxígeno de encuestas, y a la vez alimenta el libreto de la victimización: “no nos dejan caminar”, “la intolerancia K”. Dos estrategias en choque que producen la misma imagen: un presidente que no puede hacer su acto preferido, que perdió el control de la calle.

Ayer, en Entre Ríos, amparado por el gobernador Frigerio con el que sellaron un acuerdo que podría ser de sangre, Milei tuvo su baño de pequeñas multitudes, a juzgar por los únicos 3 videos que el presidente, tuito y retuiteó hasta el hartazgo.

La pregunta política es si esa insistencia suma o resta. Mostrar músculo en la calle sirve cuando hay músculo; cuando no lo hay, la caminata refuerza la narrativa de falta de control. Y el efecto rebote no ayuda a los candidatos locales de LLA —muchos poco conocidos o con problemas propios— que necesitan orden, no escenas de vallado y sirenas. Lo dijo con crudeza la cobertura santafesina: hubo “enfrentamientos” y el Presidente debió suspender la actividad. Eso no convierte indecisos; los espanta.

¿Es una buena idea seguir buscando caminatas si cada una termina peor que la anterior? ¿Se busca realmente la épica del contacto o la foto del incidente para reforzar la épica de la persecución? En cualquier caso, si el presidente no puede caminar su propio territorio, el mensaje es de fragilidad; y la fragilidad rara vez se traduce en votos.

La verdad la traerá el 26 de octubre y veremos si fue una buena estrategia. Desde afuera se parece mucho a una muestra de debilidad y la debilidad no trae votos cuando siempre te mostraste como un León o un superhéroe anarco capitalista.